Entre el bien y el mal, sin tener nada que mostrar

Nuestro presidente y ahora también precandidato presidencial, Luis Abinader, insiste con hacer cumplir el refrán: “dime de que presumes, y te diré de qué careces”. Su campaña reeleccionista consiste en seguir usando el odio y sus sentimientos derivados como eje principal de su discurso, pero con un ligero “twist”.

¿Es extraño encontrarse en una novela, película o cuento a un personaje motivado por la envidia que se la pasa culpando y criticando a otros para ocultar sus propios defectos?

No he de extrañarnos que algo tan común y hasta rústicamente utilizado en lo coloquial, sea elevado como el discurso base de este gobierno que a tres años de su prometido “cambio” no tiene nada importante y sostenible que mostrar.

“El pasado es oscuridad” dice el Presidente, sin embargo, los apagones y el alza del precio de electricidad son parte de los principales problemas de los que se queja la ciudadanía en este Gobierno.

Cuando le convenía, imitaba a José Francisco Peña Gómez y su discurso anti-reeleccionista, pero como para nadie debe de ser sorpresa, ahora dice que no es así. Como siempre, se ha tratado de satanizar el instrumento cuando les era conveniente, en este caso la reelección, así hicieron con los préstamos, los fideicomisos, la nómina del Estado, etc.

Su recurso ahora es hacer un contraste irreal del bien y el mal, lo claro y lo oscuro. Obviamente, a carencia de políticas públicas que mejoren la vida de la gente, inventémonos un nuevo “Cuco”, y listo.

Quienes ahora se auto denominan “Los Buenos”, han abandonado el campo dominicano y su agroindustria, así mismo, luego de tanto hablar de la dichosa fórmula cuando eran oposición, desde que llegaron al gobierno, resulta que la gasolina no baja de precio.

Son tan buenos en ineficiencia que han hecho una gestión educativa precaria y escandalosa, y tan buenos en indolencia, que han descuidado a el programa de medicamentos de alto costo , el programa de alfabetización nacional y la atención adecuada a la Primera Infancia y a los niños y niñas con condiciones especiales. 

En manos de los buenos, ha subido la mortalidad infantil, la delincuencia, la canasta básica, los útiles escolares, la energía eléctrica, y por consiguiente, el hambre y la pobreza.

Muy buenos para aumentar la nómina del Estado de manera exorbitante, la misma que dijeron que bajarían considerablemente, incluso, siendo oposición, sometieron proyectos para quitar supuestas instituciones “innecesarias”, mientras que ahora, pensionen a sus militantes de partido, inventando una nueva modalidad: “botellas de por vida”.

Que buenos, ni que malos, esos son extremismos ridículos; simplezas a la que recurren personas presas de sus propias trampas y mentiras.

Dictaduras Voluntarias Digitales

No es obligatorio, no tienes que pertenecer, puedes cerrarlas, pero mientras tanto, sin grilletes, sin amenazas, sin torturas, hoy se empieza a sentir el peso de las nuevas dictaduras de las Redes Sociales.

Tras el escándalo de Cambridge Analytica y todo lo que de luego salió a la luz, respecto a las manipulaciones de las informaciones mediante el Facebook para que una parte importante de la ciudadanía inglesa fijara una posición favorables hacia el Brexit (la salida de Inglaterra de la Comunidad Europea), con técnicas que ya habían incidido en otras decisiones electorales, las autoridades de Estados Unidos le empezaron a exigir a Mark Zuckerberg, dueño de Facebook, una serie de controles y medidas respecto a la responsabilidad social que estas empresas deben asumir.

En mi opinión, sí creo que las nuevas medidas de verificación de cuentas, solicitudes de descargos para promocionar temas de índole social y política ayudan a tener control y transparencia de quien publica y paga su publicidad en Facebook e Instagram. Pero, no por ello estamos libres de las manipulaciones, tampoco, de los contenidos amarillistas y falsos que corren por las redes.

El caso de Twitter, la plataforma más querida y apreciada por las y los políticos, el periodismo de opinión y las personas que se dedican a la vida pública, pero, que no ha resultado ser la más popular entre la comunidad conectada, ahora, luego de ser adquirida por Elon Musk, se llama X. Ya la chulería del “twit” que significa el sonido de los pajaritos cuando se comunicaban, va quedando atrás.

Las cuentas verificadas, que era un proceso donde Twitter, luego de una serie de requisitos e interacciones con quien hacía la solicitud, le otorgaba el ícono de acreditación certificando así, que se trata del usuario que dice ser, muy útil para personas en la política, el arte, los medios y la farándula. Ahora, la primera medida de su nuevo dueño fue exigir un pago por ese servicio, lo que por un lado hace una transacción más fácil (aunque sigue teniendo sus requerimientos para la verificación de identidad), pero, como ya estás pagando, te dejan escribir publicaciones más largas y no te exigen una cierta cantidad de seguidores.

Vimos en estos días anunciar que X no desplegará los encabezados de los enlaces de las noticias de periódicos, es decir, cuando publicamos un link de una noticia en X (Twitter), solo saldría la foto, si la tiene, o un link sin ese recuadro automático que se generaba donde la noticia se desplegaba con el título para crear mayor interés al lector.

Yo pienso, que de alguna manera, la situación que se generó con la plataforma de Twitter en el 2020 usando mecanismos de censura contra Trump, sobre todo, cuando sucedió el problema del asalto al Capitolio, influenció para que Elon Musk hiciera la compra de la plataforma y empezara a generar estos cambios tan extraños. Porque el solo hecho de convertirlo en X, a mi me hace recordar un símil con ese proceso de transformación que se da en algunos cómics distópicos de super héroes.

Mark Zuckerberg, también ha empezado a cobrar por la verificación de las cuentas en Instagram, no es obligatorio tampoco, pero es una chulería que te da ciertas “ventajas” si eres una persona de vida pública, y obviamente, ayuda a los demás usuarios a no seguir cuentas falsas de famosos y políticos.

Todavía en pleno 2023, a pesar de que reconocemos el poder de estos medios, la clase política no se ha tomado tan seriamente este fenómeno en lo que se refiere al ejercicio del poder, los brotes de síntomas dictatoriales, que aunque se mantienen en un ambiente digital, pueden llegar a someter voluntades. ¿Qué poder normativo pueden tener los gobiernos sobre estos espacios virtuales? Hasta ahora, en países como el nuestro, todo se observa sobre el paradigma de los nuevos multimillonarios sin ferrocarriles, navieras, ni fábricas. Y quienes hablamos de esto, somos medio nerdos, exagerados o inadaptados. 

Estas personas tienen mucho poder sobre un gran porcentaje del tejido social, con la capacidad de censurar cualquier opinión individual, o restringir cuantiosas audiencias para divulgar lo que piensan algunos. 

Sin querer pecar de conspiranoica, es un hecho que en el mundo virtual las informaciones evolucionan por reacciones y tendencias de las y los usuarios que alimentan y retroalimentan con sus acciones (likes, comentarios, compartir, etc.) la capacidad de los algoritmos diseñados para normar o administrar esta mecánica comunicacional dentro del orden social. Creo, que no todo se hace con una mentalidad macabra; también organizar la información según tus gustos y tu comportamiento en las redes tiene sus efectos positivos, pero, te aleja de amigos reales sin darte cuenta, porque la virtualidad te va agrupando con personas basándose en dicho comportamiento virtual similar al tuyo, por lo cual, te encierra o encasilla en una “realidad” hecha para ti. 

Tampoco es fortuito que los temas banales y vacíos tengan tanta repercusión, la distracción tan amplia, también afecta nuestra democracia, porque si es ciertos que hasta los romanos distraían a las masas con espectáculos y competencias, desde antes de Cristo, ahora esto es una lucha 24/7, donde generaciones que cuentan con las herramientas para ser más informados y desarrollados intelectualmente, no están dando los resultados proyectados o prometidos por la “emancipación digital de la difusión global de la información y el conocimiento”.

Y lo más inquietante de estas “dictaduras digitales” es que no son obligatorias.

Tragedia, inversión planificación y disciplina

Desastres naturales, accidentes, explosiones, plagas, enfermedades, incendios, entre otras desgracias, causan en la sociedad ciertos traumas emocionales, sin dejar a un lado, el dolor de las familias y amistades de quienes pierden la vida o sufren lesiones graves.

Desgracias como la explosión en San Cristóbal, dejan al descubierto lo que somos cómo país y las grandes debilidades de nuestro sistema de emergencias, la falta de apoyo al cuerpo de Bomberos y la poca cobertura de nuestro sistema hospitalario.

Cuando somos espectadores de cualquier desastre similar en otros países desarrollados, observamos la disciplina, las acciones del cuerpo de Bomberos, los rescatistas, pero, sobre todo, los RECURSOS.

Incluso en esos mismos países que tienen entrenamiento y contingencia para desastres masivos, lo inesperado recurre a ciertas improvisaciones, y el pánico en la sociedad, evidentemente no tiene cómo evitarse. Ahora bien, ¿Es justo que veamos a la República Dominicana deteriorarse en tantas vertientes y no seamos conscientes de que cualquier cosa nos puede pasar?

¿Se toman medidas verdaderas para evitar incendios? ¿Tienen las torres regulaciones claras en el uso de sustancias inflamables y detectores de humo con alarma? Nuestra capacidad de extinguir un fuego ¿Cuál es exactamente? ¿Todos los incendios se extinguen del mismo modo? ¿No hay características distintas según la sustancia que lo ocasionó o el lugar en cuestión? ¿Existe una inspección periódica de las instalaciones de los tanques de gas en las viviendas y negocios? ¿Se tiene un registro de la cantidad de tanques de gas propano en las ciudades?

¿Cómo es posible que conquistas como el sistema del 911, en vez de irlas fortaleciendo, mejorando y ampliando su alcance, lo que hacemos es descuidarlo y deteriorarlo?

Mientras, en San Cristóbal, nos vemos con negocios y casas destruidas, personas fallecidas o con heridas graves, el Dir. de PROPEP, Roberto Ángel Salcedo, recordó a otro 9-11; su mente voló de una a vez a imitar la Plaza Memorial que se hizo donde estaban las Torres Gemelas del atentado terrorista de Nueva York el 11 de Septiembre del 2001, con la GRAN diferencia de que esa conversación sobre qué hacer en el lugar del siniestro, llegó muchos meses después de que se atendieran las emergencias y las víctimas.

La cosmética es la esencia de este Gobierno y así se manifiesta constantemente, entre Misas, bultos, “allante” y movimiento.

Somos una sociedad cada vez con menos garantías de seguridad y atención, endeudada para pagar intereses y dirigida con ineficiencia e indolencia.

La ciudad, la salud y la felicidad

Hemos normalizado el crecimiento vertical de la ciudad capital estrepitosamente y sin limites, como también, la necesidad de tener cada vez más vehículos en la zona urbana.

El sistema de transporte público no termina de llenar las expectativas, porque si bien es cierto que las rutas donde los carros públicos han ido desapareciendo están más organizadas con los autobuses, también es cierto que las avenidas beneficiadas como la Churchill, la 27 de Febrero y la Núñez de Cáceres, no han disminuido los tapones, por lo cual, hay que seguir buscando más soluciones y alternativas.

Las aceras no son aptas para caminatas continuas, porque donde menos lo piensas, hay una interrupción, ya sea por un edificio que usa el tramo que debería de ser para el paso peatonal, como rampa para vehículos, la colocación de basureros mal puestos o el propio poste de luz que también ocupa una acera estrecha, y además, podemos encontrarnos que un residencial hizo maceteros tan grandes en “su frente”, que tampoco permiten el paso a pies, sin contar los interminables hoyos, roturas, charquitos, etc.

Si a esto le sumamos que la inseguridad es un factor determinante para evitar caminar las dos cuadras que nos separan de nuestra casa al lugar donde queremos desplazarnos, por temor a que nos roben la cartera y/o el celular de manera violenta, podemos declararnos “presos vehiculares”.

Y qué decir del alambrado exagerado que interrumpe nuestra visual del cielo, y cuando el peso del cableado es tanto, a veces se necesita de dos y tres postes vecinos para soportarlo, quitando más espacios en las aceras y afeando el entorno, de una metrópolis TAN CARA como esta, que tiene experiencias de éxito en cableado soterrado, pero no exigimos que se implemente de manera general.

Es triste escuchar a algunos decir que el tema del subsuelo les resulta “aburrido” y que por eso no le ponemos la atención que se merece… y como se trata de un trabajo que “no se ve”, entonces, a un gobierno tan cosmético como este, menos le interesa. Sin embargo, ya vimos como una lluvia de menos de tres horas nos inundó agresivamente varias zonas urbanas de la Capital este sábado, recordándonos que somos propensos a otro nefasto 4 de noviembre del 2022 con grandes pérdidas económicas y trágicas muertes, que dejó rotundamente evidenciada, la alta vulnerabilidad de la Capital.

Lo que fue La Vieja Barquita respecto al peligro de inundación, es ahora Cuesta Hermosa, Arroyo Hondo, Naco, Los Prados, Paraíso, El Malecón, etc. Las inversiones privadas en zonas privilegiadas se hacen cada vez más vulnerables frente a niveles de lluvias “sencillas”, digamos que propias de un clima tropical, ya que no estamos hablando de alertas de tormentas y ciclones de categoría altas.

¿Por qué no podemos soñar con una ciudad donde se pueda caminar más? ¿Por qué nuestro futuro no puede estar pensado en una metrópolis empresarial que te invite a dejar tu vehículo en un estacionamiento y moverte con alternativas públicas de diferentes formas? ¿Por qué la situación del subsuelo no es nuestro tema de cada día si de eso dependen nuestras casas, nuestros vehículos, nuestros negocios, nuestro entorno y nuestra salud sanitaria?

El drenaje, las aguas negras, los espacios para ejercitarnos que no representen islas de calor, con tanto cemento y tan poca sombra, el derecho a una ciudad amigable que sea el reflejo de una extensión de nuestro hogar, con una buena calidad del aire que respiramos, en fin, nuestro espacio donde convivir, debe de ser uno de nuestro mayores compromisos y preocupaciones en busca de la felicidad colectiva que merecemos.

Las ideologías no se destruyen, se transforman

Que ya las ideologías políticas no “existen”, proclaman algunas personas, pero yo creo más bien que se han transformado de una manera que se presta a confusión, como puntos opuestos en una misma línea, que se van acercando y cuando chocan se diluyen, se atraviesan, se multiplican y se distribuyen en diferentes espacios de esa misma línea, incluso, coincidiendo y compartiendo nichos. Y todavía…. sigue en movimiento.

Por eso vemos a liberales de Argentina (que dicho sea de paso que en EEUU se les llama así a los de izquierda, y en el resto del mundo a los de “centro” derecha) reclamando que durante muchos años, la extrema izquierda perseguía a las personas LGTBQ+, mientras que el liberalismo no se manejó de esa manera, en vista, de que hoy es la izquierda quien ha asumido la defensa férrea del tema.

Pero a la vez, gran parte de ese grupo de liberales (por no decir que todos), se sienten cómodos con las políticas del liderazgo de derecha que fomenta el machismo, el clasismo, la desigualdad, el racismo y la xenofobia, a la par de que niegan ser extremistas, digamos pues que “casi extremo”, por buscarles un término.

Que grupos políticos procedentes de raíces opuestas, hoy coincidan en puntos de vista, tampoco es incoherente, más bien tenemos que verlo como conquistas. Para citar casos extremos, sería impensable que haya actualmente personas en la política luchando por querer retomar la esclavitud. Es decir, hay evoluciones humanas que se asumen en todo el espectro ideológico político, logrando que las luchas se vayan transformando por mejores condiciones laborales, garantías de servicios de salud y pensiones, más igualdad entre hombres y mujeres, etc.

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Lo que aún sí se mantiene es, la lucha por una sociedad menos desigual, y esa bandera la tienen tanto las personas progresistas y “supuestamente” quienes no lo son, pero les da vergüenza decir lo contrario, como pasa en el escenario local, y aquí un punto importante, porque se les acusa a los progresistas de populistas, pero entonces, ahora, la derecha copia sus políticas públicas, arrastrados por la realidad de que dichas políticas se convierten en una demanda social, que de no ser atendida, les causaría mucho ruido. Sin embargo, aún así, es evidente como las van descuidando y manteniendo las apariencias en base a mentiras muy bien estructuradas, sencillamente porque sus prioridades (como piensan y sienten), están en otro lado.

Los estereotipos pasados hay que superarlos, una persona puede ser progresista y ser rica y otra puede ser pobre y ultraconservadora. Ya no se trata de eso. Sin obviar que la búsqueda de la riqueza en función a la explotación de otras personas y su entorno, es anti-progresista.

Mantener la coherencia ideológica en este mundo cada vez más complicado es un reto muy grande. Se lo atribuyo a los cambios “democratizadores” que se han logrado vía la tecnología y ser parte de un mundo conectado y sobrecargado de información, confusión e inmediatez, que se deriva en un cambio estructural de la sociedad, que si bien permite el acceso y desarrollo de emprendimientos sin intermediarios, también le otorga a unos, “aún más pocos” el poder y los derechos de todo lo que generamos.

Como también, a la proliferación del individualismo en todo; las luchas más sencillas, se pierden porque lo más importante, parece ser, quienes la encabecen y hasta las causas más nobles se han convertido en espacios donde discriminan a quien puede o no apoyarlas según ciertos prejuicios.

¿La clase media no es religiosa?

Esa es la pregunta que me hago cada vez que veo a mujeres jóvenes y adolescentes que se cuidan de un embarazo a destiempo y planifican una familia con la cantidad de hijos que pueden mantener.

Cada vez más, las jóvenes de la clase media en adelante gozan de la información necesaria respecto a su cuerpo, la confianza de sus padres y madres para hablar del tema, y el acceso a médicos que les indican anti-conceptivos o uso de preservativos. Siendo, claro está, la dilación de una vida sexual activa, la mejor de las opciones para los y las adolescentes.

Sin embargo, las niñas y adolescentes de familias vulnerables de nuestro país, no corren la misma suerte. El sistema educativo público ha permitido que los prejuicios religiosos terminen afectando el derecho a conocer su cuerpo y acceder a las atenciones necesarias.

Las ciencias de la naturaleza incluyen a la anatomía, siendo la rama de la biología que se dedica al estudio del cuerpo humano. Así como nos enseñan sobre nuestro sistema digestivo, respiratorio, nervioso y circulatorio, el sistema reproductivo debe de ocupar un espacio importante en TODA la educación pública, cubriendo además, el desarrollo psico-emocional y sexual.

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Es un derecho de cada estudiante en plena pubertad entender sobre su desarrollo físico y sus órganos reproductivos, para evitar embarazos a destiempo y posibles enfermedades.

Desde ahí empieza la violencia a nuestras niñas más pobres. El aprendizaje sobre las relaciones sexuales queda en manos de la música explícita y la pornografía, como también, a la suerte de que no tengan un vecino, familiar o amigo mayor de edad, que le seduzca de manera abusiva.

Respecto a las tres causales, también han logrado llevarlas de ser un tema puramente sanitario y médico, a un asunto religioso, poniendo en cuestionamiento de su fe, a mujeres que deciden interrumpir un embarazo tras una violación, un incesto y en caso de inviabilidad de la vida o peligro de muerte. Recordando que es una alternativa y no una obligación.

Negarle ese derecho a las mujeres, es también otra manifestación de violencia.

Mientras tanto, a la) clases media y alta les afecta menos, porque tienen la opción de viajar o de atender en un ambiente privado, cualquier eventualidad en un proceso de embarazo. 

¿Cómo hará la religión para adaptarse a los tiempos que vienen?Yo observo cada vez más en nuestro país a personas creyentes, pero sin los prejuicios tradicionales de la religión y a grupos minoritarios que están trabajando hacia un conservadurismo extremo.

Quizás surjan religiones más igualitarias que irán conquistando a los y las fieles de estos tiempos. Lo que no sería descabellado, porque ya hay ejemplos de rabinas en otros países que promueven la inclusión.

Sociedad de la Confusión

Quienes empezamos a incurrir en el mundo de la tecnología a mediados de los 90’s, nos imaginamos un mundo conectado un poco distante de lo que hoy existe.

Por un lado, y que bueno, mucha ciencia ficción se ha hecho realidad, como las video llamadas y objetos “vestibles” inteligentes (Lentes que graban video, relojes con pantalla, ropa con sensores, etc.), lo que significa que cuando la humanidad imagina algo, empieza a hacer todo lo posible para hacerlo realidad, a veces no exactamente como en las películas, pero vamos llegando… ¿A donde?…. No sabemos.

La reacción de la sociedad, una vez se incrementó el alcance de las personas usuarias de internet, pasando de ser; muchas navegantes y pocas creadora, a que todas las personas que cuenten con un dispositivo móvil y acceso a internet, pueden ser tanto consumidoras, como creadoras de contenidos.

La capacidad de comprender todo este fenómeno y sus efectos en nuestras decisiones diarias, no cuenta con un margen de amplia reflexión, porque el tiempo no alcanza de tanto bombardeo de contenido multimedia.

Por eso insisto, que más que lograr la “Sociedad de la Información”, hemos logrado la “Sociedad de la Confusión”, donde están ligados todos los aspectos de la vida actual, desde la farándula, la política, la justicia, la economía, el ocio, los productos de consumo y la diversión, etc. compitiendo todos, a la vez, por 6 segundos de nuestra atención.

Ante tanto acceso, siempre hay una misma queja sobre la falta de comunicación, lo cual, confieso que me causa, en algunos casos, cierta angustia cuando escucho decir repetidamente: “eso no se supo”, “¿quién lo dijo?, “¿cuando pasó?”, etc.

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Dentro de esta abrumadora conectividad que ha “democratizado” la posibilidad de suprimir todo intermediario posible (casas disqueras, agencias de viajes, estudios de grabación, emisoras de radio tradicionales, etc.) , es preciso detenernos a pensar nuestro rol de humanos frente a la tecnología, y así, poner un poco de resistencia respecto al control que ejerce tanta fuente de distracción sobre nosotros.

Por ejemplo, solo con los grupos de Whatsapp andas con toda tu familia, vecinos, colaboradores y amistades para todas partes, es decir, que cualquier situación que pase en esos entornos, se va contigo en el celular. Es allí, en la virtualidad, donde se desarrolla todo el tema con las diversas opiniones, malos entendidos, debates y chistes.

Todo eso, es información que tu cerebro está recibiendo de manera simultánea, mientras, estás físicamente en otra realidad que también requiere de tu atención. Sumando, lo que te llega por Twitter, Instagram, Facebook y TikTok, entre otras App de mensajería (Telegram, Signal, etc.). Y todavía no he contado los periódicos digitales que abres simultáneamente en diferentes tabs de tu navegador.

Mientras todo este alboroto, que tu cerebro va asimilando, ocurre en el silencio de tu oficina, en la sala de espera de un doctor, de camino al trabajo o donde sea que te encuentres, te toparás con algo que era de tu interés y sucedió sin que te dieras cuenta, y claro, la pregunta que sigue es: ¿Y dónde dijeron eso?

Estamos realmente más informados, lo que no creo es que estemos MEJOR INFORMADOS, de igual modo, creo que no somos verdaderamente conscientes de cómo, este cúmulo simultáneo de emociones que vivimos internamente vía internet nos distrae y nos afecta de diferentes maneras.

Un “triunfo” del extremismo conservador

Una Orden Departamental en el Ministerio de Educación, cuando se trata de establecer temas intangibles o que no ameriten cambios de posiciones o de áreas institucionales, por lo regular lo que sirve es para dejar por sentado un tema que deberá de operativizarse en base a guías, manuales y medidas que respondan de manera armoniosa a las demandas de la sociedad actual, donde también habitan nuestros niños, niñas y adolescentes que necesitan ser preparados y protegidos. En esa categoría podemos situar la recientemente derogada Orden Departamental No 033-2019, en la cual, se establece como prioridad el diseño e implementación de políticas de género en el Ministerio de Educación. La perspectiva de género en un ambiente científico, que es la escuela, no tiene nada que ver con temas vinculados a la homosexualidad o al lesbianismo, como que el personal docente va a tomar a los y las niñas para trazarle las pautas hacia su sexualidad y como que no existen las asociaciones de padres, madres y amigos de la escuela. Pero sí, permite visibilizar ese “currículo oculto” donde se lacera de manera constante el desarrollo, sobre todo de las niñas, en base a desmotivarlas porque tal o cual actividad no es para ellas. Del mismo modo, que a los niños, no se les incentiva a desarrollarse en un ambiente menos violento y más paritario. Cuando se trabaja la educación con perspectiva de género, lo que se hace es, por ejemplo, cambiar los típicos ejercicios de matemáticas donde la niña María fregaba 5 platos, se le rompió uno, ¿Cuántos platos le quedan? o, el niño José tenía 10 pesos, fue a comprar una pelota que costaba 8 ¿Cuántos pesos le sobraron? Si de manera repetitiva damos roles a las niñas basados en los cuidados del hogar y la familia, y a los niños basado en los deportes y la tecnología, vamos creando roles que de cierta manera definen y marcan diferencias en su desarrollo, elección de carreras, autoestima, entre otros factores. Puede leer: Sociedad de la Confusión La perspectiva de Género es tan necesaria en el sistema educativo dominicano, que hasta a la propia ADP la dirigen mucho más hombres que mujeres, mientras la nómina docente del MINERD es ocupada por maestras alrededor de un 80%. Recientemente escribí un artículo donde me preguntaba si la clase media dominicana no era religiosa, porque disfruta de la información adecuada que les permite evitar embarazos y enfermedades de transmisión sexual en adolescentes. Es decir, que sus creencias no interrumpen su conocimiento y acceso a medidas preventivas, mientras que la clase pobre dominicana sufre las consecuencias de una falta de información adecuada que les impide salir del círculo vicioso de la pobreza por embarazos a destiempo. Es una pena, que ni siquiera educación sexual, como parte de lo que es la anatomía humana, es decir, el aparato reproductivo (igual que respiratorio, digestivo y nervioso) se está llevando a cabo adecuadamente en la educación pública, por prejuicios que manifestamos en las redes sociales, mientras la vida de miles de niños y niñas en situación de vulnerabilidad caen en situaciones de violencia o embarazos no deseados por falta de información. Se supone que la “Sociedad de la Información” fomenta la toma de decisiones en base a estudios previos, pero parece más fácil desvincular las consecuencias de los hechos solo por complacer prejuicios y tergiversaciones. El estudio publicado en noviembre de este año por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), establece que entre 2015 y 2020, dos de cada diez nacimientos ocurridos en el país fueron concebidos por madres de entre 15 y 19 años. Mientras que datos extraídos del documento República Dominicana: Estadísticas Vitales 2021, de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), en el año 2021 en el país se registraron 20,529 embarazos en adolescentes entre 11 y 19 años de edad. Este gobierno actúa como que no participó en el proceso y firma del Pacto Educativo. Mientras, el “marchaverdismo” no parece vincular la violación a las leyes, la Constitución y a los pactos como un acto de impunidad, ni tampoco mide las consecuencias en el desarrollo humano de nuestros niños y niñas más vulnerables

La navidad y el estrés por pasarla bien

Los tiempos navideños reúnen grandes distracciones, una agenda ocupada donde se junta la caridad y el espíritu familiar, con la frivolidad de la moda y la decoración exagerada de manera curiosamente armoniosa.

Todo se disfruta o pasa desapercibido según la realidad de cada cual. Somos sensibles o no a la tormenta de nostalgia a la que te invita la época con las canciones y las películas alegóricas.

En la República Dominicana, nuestro folklore navideño prioriza la bebida y la comida como fuente de la diversión en la música que se escucha tradicionalmente, con contadas excepciones, mientras que los villancicos anglosajones hablan de la nieve, de los árboles navideños y del amor en sentido general.

El agobio radica en que son tantas cosas al mismo tiempo que se quieren lograr en diciembre, que casi todos sus días terminan pareciéndose al “día antes de irnos de viaje a otro país”, es decir, ese día que termina siendo súper productivo porque se pagan todas las facturas, se resuelven pendientes en el banco, se reparan cosas que teníamos meses dejando para después, entre una serie de tareas que debemos de poner en una lista para no olvidar… todo eso por 30 días o más (si nos le robamos tiempo a noviembre).

Algunas personas hemos decretado un diciembre sin complicación, pero siempre el entorno se encarga de hacerlo por uno. Sencillamente son muchas cosas para un sólo mes: veladas de los colegios y de academias extracurriculares, diferentes encuentros con grupos de amistades, fiestas del trabajo, y un “compartir navideño” por aquí, por allí y por allá.

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Si no te metes en un “angelito”, descuida, que tus hijos estarán en uno y de repente la responsabilidad cae en ti desde que llegan a la casa con el papelito en la mano que dice el nombre de quien les toca dejarle.

Lo interesante es que la economía se activa, el doble sueldo alcanza para más de lo normal y eso se refleja en el tránsito y en el incremento de la actividad comercial.

El tiempo destinado a los preparativos y el estrés que se acumula en todos los días previos es exagerada en función a las pocas horas que dura la Noche Buena y el Día de Navidad, lo que implica, que hay que intentar divertirse en el proceso, sin embargo, la incomodidad por los atascos, el cansancio y las filas a veces logran amargar el ambiente por ratos.

Luego de la Navidad, todo apunta para el fin de año. Hemos logrado que ya el estrés de la gala que se usaba en décadas atrás se fuera cambiando por un ambiente más vacacional y relajado, siempre acompañado del temor de quienes aprovechan los tiempos festivos para manifestar imprudencias en el tránsito o en su comportamiento exuberante tocado por el consumo exagerado de alcohol u otras drogas.

Por mi parte seguiré intentando nuevas navidades con las menores complicaciones posibles, menos estrés y menos compromisos de gastos de la época, porque no tiene sentido absoluto. No garantizo que lo lograré, pero iremos poco a poco llegando al punto de equilibrio.

Nuestra extraña relación con la basura

La ciudadanía dominicana tiene mucho que reflexionar sobre el significado del “desarrollo”, porque si bien es cierto que las grandes ciudades implican una infraestructura que soporten su crecimiento, también hay cosas sencillas que hemos ido dejando sin resolver.

Nuestro país está sumamente sucio, lleno de basura por cualquier parte, hemos avanzado como nación, pero ¿Cómo es que no empujamos juntos hacia una consciencia consolidada al respecto?

Recientemente estuve visitando Aruba, Curaçao, Santa Lucía, Barbados, Tobago, Tórtola, Antigua y Guadalupe, estas islas de las Antillas Menores, con mucho menos desarrollo en infraestructura y baja producción nacional, algunas hasta sin aceras, pero sus comunidades son limpias.

Justo llegando por la Autovía del Este venía un camión de una empresa de gas, cuyo chofer tiraba un cartón de jugo por la ventana, acción que todavía en esta época vemos repetirse desde diferentes tipos de vehículos a nivel nacional.

El amor férreo a esta tierra que manifestamos constantemente, no hemos logrado extrapolarlo a reducir el impacto ambiental que produce tanta generación de basura y desechables plásticos.

Tenemos comunidades cerradas que han logrado un buen manejo con la basura, como también, contamos con ciudades que se pueden destacar por el funcionamiento de sus alcaldías, empezando por Santiago que ha dado un cambio muy importante, bajo la administración de Abel Martinez. Sin embargo, a pesar de estas experiencias de éxito, no terminamos de dar un salto de consciencia ciudadana respecto al gran problema que representa la basura y cómo nos afecta a nivel colectivo.

Se han hecho documentales y denuncias internacionales, pero los esfuerzos de quienes deciden apostar por el reciclaje, sobre todo, en esta ciudad de Santo Domingo, son frustrantes. Más que un esfuerzo, se convierte en un trabajo, buscar dónde llevar los plásticos, dónde colocar el vidrio, las latas, las baterías, en fin, por el momento, si por lo menos la basura no fuera el tema exclusivo de la época de tormenta, si la policía de tránsito también parara a quienes ensucian la vía pública, si se dejara de producir tantas bolsas plásticas y si se crearan las condiciones para una cultura de limpieza permanente, daríamos un salto hacia un país limpio, a pesar de los problemas del momento.