Acostumbrados a protestar

Luego de que nos quedáramos boquiabiertos de ver cómo las autoridades se llevaron a un señor que iba con un letrero que decía; “Señor Presidente ¿Por qué hay tantos pacientes de cáncer y psiquiátricos en Ocoa? Nos enteramos de que se trataba de un doctor que incluso es candidato a diputado de un partido opositor. Y luego vemos la nota de prensa donde se quiso quitarle importancia al hecho porque parece ser que el señor ha participado anteriormente en protestas, por lo cual, “acostumbra a protestar”. Los argumentos que se sacan de la manga en este país para justificar acciones inaceptables se han convertido en una burla a la creatividad y a la argumentación productiva.

La costumbre de protestar viene fundamentada en la vida en democracia, y como en todo, existen muchos grupos de personas que son activistas de diferentes ramas y gremios, protesta la clase obrera, las personas que velan por el medio ambiente, quienes están a favor de las causales, quienes están en contra de las causales, en fin, una causa nos puede parecer pequeña, innecesaria, ridícula, etc. Ahora, lo que se supone que no se hace es apresar a alguien que anda solo con un letrero. No se trata de que uno apoye o no una causa, se trata del entendimiento del concepto de tolerancia y el respeto a un derecho social y democrático denominado disentimiento.

Y la verdad hay que decirla y recordarla: fueron años tildando al gobierno anterior de “dictadores”, mientras la famosa marcha verde, que como he dicho en otras ocasiones, “ya no llora ahora factura”, manifestó todo lo que quiso, no siendo muchos de sus reclamos ciertos, y lo único que se hizo fue permitirle al pueblo dominicano que se descubriera por su propia cuenta que se trataba de personas que utilizaron esa plataforma para hoy estar en el poder sin la intención de ejercerlo con pulcritud, transparencia, respeto a la democracia, a las leyes, ni al fortalecimiento institucional del Estado.

¿Cuántas otras leyes no se han devuelto varias veces de anteriores despachos presidenciales?

Ahora, con la Ley 1-24, que crea al DNI, cuyos artículos son el adefesio más grande respecto a lacerar nuestra débil democracia, es preciso que nadie olvide que es un proyecto propuesto por el Poder Ejecutivo y PROMULGADO por el Sr. Presidente, es decir, que sale de su idea y lo sella como bueno y válido, en vista de que la intención es culpar a la oposición por todo.

La comodidad que sienten aquellas personas porque se creen amiguitos del régimen que intentan montar en el país, es penoso y hasta poco inteligente, porque sólo basta una pequeña diferencia, la más mínima -la que menos les cruza ahora por la cabeza- para que alguien quiera utilizar métodos arbitrarios con la intención de quitar a quien sea del medio, hasta por celos laborales, por no aceptar órdenes que consideras abusivas o absurdas. “Desde que el presidente se enteró, lo mandó a soltar” dijo la nota de prensa en defensa de este acto tan ridículo, es decir, que se coge a quien proteste hasta que el Presidente considere personalmente si es o no digno de libertad. Al parecer estamos dando los pasos iniciales para hacer depender el concepto de libertad en sentido amplio de un pulgar hacia arriba o uno hacia abajo.

Veo a mucha gente embullada creyendo que eso le va a afectar solamente a quienes participan en política, periodistas o grupos de activistas de temas que no les quita su sueño, porque lamentablemente es difícil aceptar que gozamos de libertades gracias a que generaciones anteriores nos dejaron un legado, y nuestra misión es mantener lo logrado y luchar por mejorar cada vez más la libertad elemental y ante la ley de TODOS y TODAS.

Amores son acciones

Decía mis bisabuela, según me cuenta mi madre, que: “amores son acciones y no buenas razones”, lo recuerdo a propósito de que se está usando el amor como recurso electoral municipal para la reelección de la actual alcaldesa de la Capital, Carolina Mejía.

Es innegable el gran amor de esta administración hacia personas “influencers” en las redes sociales, sin embargo, en nombre del amor no ha sido posible tapar el sol con un dedo ante el descuido que tiene esta ciudad respecto al drenaje, el mantenimiento de las vías, cunetas que parecen rigolas gracias a las capas de asfalto sobre asfalto, olvido del subsuelo, y el mal manejo de los fondos destinados para la prevención y el cuidado de los imbornales, entre otros.

El Distrito Nacional se ha convertido en una metrópolis llena de peligros, desafíos y complejidades que no podemos ignorar, sencillamente porque lo amamos.

¿Dónde está el amor en esa práctica de ignorar a las personas más pobres? Esa falta de compromiso equitativo ante las diferentes necesidades sociales, también ha traído consigo desgracias, ya que los seres humanos tenemos interconexiones e interacciones con nuestro ecosistema. Ahora, en el Distrito Nacional, cualquiera es vulnerable, no importa si vives en una residencial de Cuesta Hermosa muy bien resguardado por seguridad o en una torre en Piantini, Las Praderas, El Paraíso ó en el Fernández, nuestra ciudad colapsó y no existen las condiciones y competencias humanas en el ayuntamiento actual para asumir esa responsabilidad a la justa medida.

La semana pasada, pudimos observar boquiabiertos las denuncias del candidato a alcalde, Domingo Contreras, dejando una serie de evidencias de contrataciones a empresas que no son del sector, para la limpieza del drenaje, que tampoco han cumplido, además, cómo el ayuntamiento contaba con los recursos para evitar los desastres del último noviembre y no los invirtió. Para colmo, y lo que más dolor causa, es que se convocó a la prensa para que vieran de primera mano que la obra de drenaje más importante construida en la Capital, ubicada en el Parque de Las Praderas, está abandonada y hasta con habitantes, lo que indica que hasta soluciones puestas en marcha por anteriores administraciones, tampoco importan.

A pesar del apagón mediático llevado a cabo por la gran inversión en publicidad del Gobierno que hoy también goza con la “Ley Mordaza”(1-24), no ha quedado silenciado del todo, porque, como se dice en el argot popular “tenemos planta”, es decir, si los medios principales no se hacen eco del problemas, la ciudadanía ya tiene cómo hacer llegar la información por otras vías.

La simpleza de apelar al “amor”, nos refleja el desinterés por soluciones que tengan una visión de ciudad a largo plazo, el esquivo a temas profundos y la continua búsqueda de tapar lo evidente: parqueos municipales que nunca llegaron, imbornales tapados, ningún plan serio sobre el desarrollo urbano sostenible de esta ciudad capital.

Mientras, vemos que la Junta Central Electoral, no ha hecho los esfuerzos necesarios para promocionar las elecciones municipales de febrero, que increíblemente ha logrado que haya ciudadanos y ciudadanas que desconozcan de la fecha de estas elecciones; acción que conviene considerablemente más al Gobierno.

Y como dice la canción “ay amor, ya no me quieras tanto”.