Es una de mis mayores preocupaciones, porque estoy convencida que nuestra circunscripción 1 del Distrito Nacional es la metrópolis de negocios y emprendimiento más pujante y tenemos un sistema que te trata como una persona evasora de impuestos desde antes de haber cobrado una factura que hayas emitido. Es decir, que si un cliente tiene una política de pago a 60 o 90 días, después de haber recibido tu factura, ya tienes una deuda en la DGII y en la TSS antes de que el pago por tus servicios se haya efectuado.

Sobrevivir a esa dinámica implica, o tener un capital por adelantado (con el que muchas personas no cuentan), o prestar servicios fuera de la formalidad fiscal, lo que no le hace bien ni al país, ni a la clase trabajadora porque le impide cotizar para seguro de pensiones, como tampoco, fomenta la contratación de más personal.

Además, contamos con una serie de medidas igualitarias que son injustas, ya que no todas las empresas no tienen la misma mecánica de generación de ingresos, por ejemplo, las empresas que funcionan ofreciendo productos o servicios al contado, es decir, supermercados, restaurantes, ferreterías, tiendas minoristas, etc. Mientras, que quienes ofrecen servicios como: diseño, multimedia, asesorías, desarrollo web y de software, artes, entre otros, no pueden manejarse con el mismo régimen.

Proponemos que las recaudaciones sean de reporte trimestral, y no mensual, y que permita posponer el reporte de impuestos si se demuestra que el pago no ha sido efectuado por el cliente, sobre todo, si el cliente es el propio Estado.

Creemos que una Reforma Fiscal, es importante y no podemos seguir huyéndole al tema, pero necesita de personas que estén en el Congreso para defender los intereses de las mayorías, y que la balanza no se incline en detrimento de los sectores más vulnerables.